viernes, 25 de febrero de 2011

19/02/2011 - Barranco de San Andrés (Fonsalda)

Salida organizada por el Grupo de Montaña San Jorge (Zaragoza).

"Descerebraos": Carlos, Eduardo, Eva, Javi, Jorge, Mario, Miguel, Nacho, Santi y yo.


Después de un café sobre las 8 y cuarto en la gasolinera del Cid, en la salida de Zaragoza, marchamos hacia la cuenca del Ésera, en la Sierra de la Carrodilla.  En dirección a Graus, paramos a almorzar en el restaurante el Chopo (CTRA.A-138,KM.0, 22312 Enate - Huesca). El día estuvo nublado, y poco después de comenzar el descenso empezó a llover y ya no paró (se recomienda como mínimo el peto del neopreno).

El Barranco de San Andrés es un afluente en pleno Congosto de Olvena. Tiene una longitud total de 300 m, con un desnivel de 150 m. Se trata de una cuenca calcárea, bastante encajada en algunas zonas con una altitud del punto culminante de 1026 m (Pico Sichar).

Aproximación: la población más cercana desde donde se puede acceder el Olvena. El punto de partida es un ensanche en la carretera casi contiguo al Km. 17, pasados los túneles consecutivos del Puente de la Sierra (nosotros accedimos por la carretera en dirección contraria). La aproximación, una vez dejados los coches, comienza siguiendo las marcas de una GR que consiste en una pequeña pista ascendente que nos lleva hasta una zona de peldaños de madrea, que sube hasta conectar con la antigua senda. El camino asciende zigzagueando entre escarpes, gira a la izquierda y, tras una leve brecha, alcanza un rellano caracterizado por una serie de estratos en aguja. En este punto se abandona la GR y se sigue de frente por un camino menos marcado, ya que se trata, por lo visto, de una senda poco frecuentada. A partir de aquí el camino se muestra muy poco definido, así que tomamos como referencia un pinar de repoblación, que vamos dejando a nuestra derecha conforme nos acercamos al barranco. Tras pasar esta zona de pinar, bordeamos el barranco hasta llegar a la entrada del estrecho, en la primera zona de estratos. El tiempo de aproximación es de unos 45 minutos - 1 hora.



Descenso: comenzamos el descenso en torno a las 13:15. El barranco consta de 12 rapeles, con alturas entre los 4 y los 30 metros, de los cuales ninguno presenta dificultad, ni por la aproximación ni por el descenso. De estos rapeles, en mi opinión, el más bonito fue el tercero, el de 30 metro, tanto por la pared como por las vistas y las pozas de la recepción (aunque en en ese momento el agua estaba completamente estancada y olía bastante mal). La poza puede salvarse por medio de una pequeña repisa.


Primer y segundo rapel, de unos 6 y 8 m respectivamente.




Tercer rapel: 30m. Zona especialmente preocupante del barranco, ya que por lo visto hay fantasmas o pequeños hombrecillos invisibles que tiran de la cuerda y no te dejan recuperarla....


Cuarto y quinto rapel, de 5 y 10 m respectivamente.


Sexto y séptimo rapel, de 8 y 6 m respectivamente.


Octavo rapel: 7 m.



Noveno rapel: 12 m. Aquí decidimos montar un guiado para intentar evitar una poza, pero como parece ser que lo de tensar no lo llevamos muy bien... la cuerda te guiaba directamente hasta el agua...


Undécimo rapel: 22 m. La recepción de este rapel es curiosa, porque queda a la altura de la carretera pero sin embargo aun quedan 20 m para llegar al fondo del barranco.



Duodécimo y último rapel: 20 m.

Retorno: finalizamos en descenso sobre las 4 y media de la tarde (en un principio se puede hacer en 2 horas y media, pero yendo 10 y con algún rato de hacer el patán...). Como la reseña no estaba clara, un grupo decidimos empezar a descender por el río, siguiendo la línea de la carretera hacia donde habíamos dejado los coche. Hay un canal que discurre paralelo a la carretera y finaliza un poco antes del primer túnel. Donde acaba el canal es posible subir trepando hasta la carretera, por un pedregal bastante empinado y lleno de zarazas y barro (aunque no hay mucha distancia). Una vez arriba se puede ir andando hasta el coche por la carretera, con precaución, ya que hay que atravesar varios túneles y la gente circula a bastante velocidad.

Una vez secos y "medio" limpios fuimos a comer - merendar a Graus, al Bar del Hotel Lleida, donde nos prepararon bocadillos a pesar de la hora que era ya. 

Es un barranco que merece la pena, tanto por las vistas como por los descensos, aunque es preferible en días soleados. Cuenta con un escape, en la parte abierta central, después del 6 rapel.





3 comentarios:

  1. Te has olvidado de lo más importante, y es lo necesario que es hacer calentamiento previo.

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  2. Que manera de llamarme fantasma ¡Y eso que no pasó miedo!

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  3. jajajaja, si, el calentamiento es fundamental.... hay que calentar como reírse, que luego a uno le andan dando tirones por los barrancos...
    ¿Cómo vamos a pasar miedo con tantas risas? jajajaja

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